Felicidad. Eso es lo que sentimos ahora mismo y desde hace unos cuantos días.
Este primer campa Yatay ha llegado a su fin, y ha salido tan bien que, a pesar del cansancio, no podemos parar de sonreír, de recordar cada momento, de empezar a tramar cosas nuevas para el próximo. Hemos disfrutado muchísimo con cada tribu, cada juego, cada velada, cada Ágora, cada canción. Sí esto ha sido el comienzo, ¡no podemos ni imaginarnos como va a ser el futuro!